Padre celestial, esta noche me acerco a Ti con el alma agradecida. Gracias por no soltarme ni un instante, incluso cuando dudé. Si hoy hubo lágrimas, que sean semillas de esperanza. Si hubo sonrisas, que sean reflejo de tu bondad. Permíteme descansar en tu presencia, confiando en que mañana traerás nuevas misericordias. Cubre mi hogar con tu paz y mis pensamientos con tu amor. Descanso en Ti, Señor. Amén.

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