🌱🙏 «Andando en su luz»

1 de juan 1: 5 Éste es el mensaje que hemos oído de él, y que les anunciamos a ustedes: Dios es luz, y en él no hay tiniebla alguna. 6 Si decimos que tenemos comunión con él, y vivimos en tinieblas, estamos mintiendo y no practicamos la verdad. 7 Pero si vivimos en la luz, así como él está en la luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesús, su Hijo, nos limpia de todo pecado.”

No por nada el apóstol Juan es conocido como el apóstol del amor, ya que sus textos muestran un carácter paternal e íntimo hacia sus lectores. En esta carta nos trata de la misma forma, pero poco a poco nos va ilustrando sobre el carácter del Padre y cómo debe ser nuestra relación con él.

En esta porción del capítulo 1 de su primera carta nos brinda una idea clara “Dios es luz” y asegura que no es un mensaje nuevo, sino que lo oyó de Cristo. Esta declaración es muy interesante porque nos llevará a conocer la naturaleza de ese Dios tan hermoso al que seguimos.

Cuando vemos las escritura de esta forma, comprenderemos todas las formas en cómo se le conoce a nuestro Padre. Una de ellas, es que Dios es luz, y quien lo conoce, no puede andar en tinieblas. 

Dios es luz

Qué difícil es caminar por un lugar oscuro, sin ver con claridad hacia dónde vamos, sin estar seguros de donde pisamos y sin saber si algún peligro se acerca. 

De la misma manera, caminamos por la vida cuando no tenemos a Dios, por eso al conocerlo es como si se encendiera un faro en nuestro camino.

El apóstol utiliza el término luz para referirse a la santidad de Dios y tinieblas para referirse al pecado. En pocas palabras dice que Dios es santo y que en él no hay maldad, esto nos reconforta porque podemos saber que el Padre nunca obrará con mal para con nosotros, ya que no hay maldad en él.

Por otra parte, el pecado es en una nube de oscuridad que nos impide ver cuánto daño nos hace y cuánto daño hacemos a otros. El apóstol hace un contraste entre decir que tenemos comunión con Dios y andar en tinieblas, porque decir y andar son verbos muy distintos con resultados diferentes.

Cuando hablamos de tener comunión con el Padre nos referimos a una relación íntima, donde somos partícipes de él, amamos lo que él es y queremos agradarle. Por eso es una acción falsa decir que vivimos en comunión con él y andar haciendo cosas que son totalmente contrarias.

El pecado se encarga de nublar la luz para que no la veamos, nos aleja del Señor empujándonos a rincones oscuros para que no podamos avanzar. Si permitimos que su oscuridad entre en nosotros, es imposible que mantengamos comunión con el Padre, solo estando en luz podemos resistirlo.

Andar en luz como él

En 1 de Pedro 1:15-16 encontramos una exhortación a ser santos como el Dios que nos llamó es Santo. Esta sería una expresión más directa de lo que quiere decir el apóstol juan cuando nos invita a andar en luz como el Padre anda en luz, lo cual no es más que apartarse del pecado.

El pueblo de Dios está compuesto por hombres y mujeres que tienen una característica especial y esta es que todos luchan contra sí mismos para no ser dominados por sus malos deseos. Esto representa andar en luz, no vivir complaciéndonos en las acciones que a Dios le desagrada.

Es justo esta decisión de alejarnos del mal lo que nos hace tener comunión con nuestros hermanos que comparte nuestra fe, ya que ellos persiguen la misma meta y esta es agradar a Dios y ser como él es. Cuando nuestro corazón se rinde ante luz del Señor y reconocemos nuestra condición, la sangre de Cristo nos limpia de las tinieblas.

No permitas que se apague tu luz 

Nunca olvides que Dios es luz, y vino a iluminar tu camino para que no tropieces ni te pierdas, pero cuida de que su luz no se aparte de ti, aléjate de las tinieblas y síguelo con insistencia porque solo él te mostrará el camino a la vida eterna. 

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