Juan 14:6“Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.”

En una conversación con sus discípulos, el maestro afirmó ser tres cosas que curiosamente a nosotros nos cuesta comprender hoy día. Frente a nosotros se nos presenta un sinfín de caminos, cada cual afirma tener su verdad y recorremos una vida buscando vivir, pero a menudo no sabemos ni porque razón estamos aquí.

Yo soy el camino 

Esta es la primera afirmación y significa que sus pasos son la ruta a seguir, cuando él se presenta como el camino no está señalando coordenadas, está presentándose como un modelo. El Señor Jesús ciertamente vino a morir por los pecados de la humanidad, pero a su paso dejó huellas.

Cuando leemos los evangelios nos damos cuenta de que existe un ejemplo de vida, el cual podemos seguir. Lo vemos siendo amoroso, decidido, bondadoso, compasivo, lo vemos mostrar autoridad y valentía, pero también lo vemos ser sensible y amable, en resumen su vida es la ruta de un camino a seguir.

Cuando dice soy el camino está diciendo, fíjense en mí, vean como actuó, e imítenme, nos presenta una dirección en la cual ir. Hoy día muchos se presentan como caminos, cada cual presenta su propio estilo de vida, pero eso no quiere decir que el final de ese camino, nos lleve a un buen lugar.

Soy la verdad

Son muchos los que aseguran tener la verdad y defienden su posición basada en pensamientos, razonamientos o teorías, pero en Jesús la verdad es clara y las mentiras se desvanecen por si solas.  Cada palabra que salió de su boca representa una verdad y puede someterse a prueba en su aplicación.

Cuando revisamos sus enseñanzas nos damos cuenta de que en la práctica todos sus consejos y mandatos son útiles y nos terminan beneficiando. Él nunca maquilla la realidad en sus palabras, llamo a cada cosa tal como era y nos dijo claramente lo que estaba bien y lo que no. 

Cumplió con cada cosa que se anunció de él en la escritura y aún hoy se espera el cumplimiento de muchas otras que ya son evidentes. No afirmamos que sus palabras sean la verdad por suposición o fe a ciegas, sino porque cada cosa que ha dicho rebosa de veracidad

Dijo que moriría y murió, dijo que resucitaría y lo hizo, dijo que regresaría y no existen razones para dudar que esto sea así. Pero no podemos confiar en su palabra de manera parcial, solo tomando lo que nos agrada, él es la verdad absoluta y los que lo conocen logran entender todas las cosas.

Soy la vida

El texto de Efesios 2:1 revela que cuando los hombres no conocen a Dios, se hallan muertos espiritualmente. Aunque muchos puedan verse respirando, el pecado que los domina, los tiene en una posición de muerte delante del Padre.

Por eso al conocer a Jesús se recibe vida, ya que él nos libera de la oscura prisión del pecado, haciendo que podamos, ver, oír, entender y caminar con Dios, lo que antes no hacíamos por nuestra condición de muerte espiritual, nacemos de nuevo desde nuestra mente y corazón.

Camino al Padre

Nadie puede llegar al Padre sin conocer a Jesús primero, porque solo cuando creemos lo que él hizo en la cruz llegamos a tener acceso a su presencia. El Señor Jesús y el padre son uno y él es la plena representación de su carácter, así que entre más lo conocemos a él, más conocemos al padre. 

Muchos son los caminos, pero solo uno te llevará a la vida, a la vida eterna y se llama Jesús.  

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